Historias

Tarta de Frambuesas y Cheesecake

 



Edward Pov:

Subí a mi auto y cerré los ojos. Tenía un nudo en él estomago, como si tuviera miles de mariposas dentro. Estaba demasiado nervioso, y quería calmarme antes de manejar, hoy no era el día indicado para tener un accidente.

Puse Claro de Luna, Debussy siempre me ayudaba cuando estaba nervioso, y hoy era uno de esos días. Sin contar que Emmett no había ayudado mucho.

Se la había pasado toda la mañana haciéndome chistes malos. Emmett, mas nervios, no son una buena mezcla, y en ese momento sentía que la cabeza me iba a estallar.

Cuando estuvo un poco más calmado arranqué el coche, hoy iría a verla a ella. Bueno, no precisamente a ella, pero igual la vería, y eso me ponía demasiado nervioso.

Hacía semanas que la observaba, todo en ella me llamaba a acercarme, sus ojos cafés, tan brillantes y hermosos, su cabello chocolate, ondulado y largo, enmarcaba su hermoso rostro, y su voz...

Su voz era hermosa, como campanillas tintineando en el viento, nunca había hablado directamente con ella, pero la había escuchado.

Me había enamorado de ella desde el primer momento que la vi, era tan perfecta y carismática, hasta cuando la veías enojada se veía hermosa.

Alice y Rosalie, las novias de mis mejores amigos, Jasper y Emmett, me habían aconsejado que le hablara, me dijeron que si era tan buena como yo la describía, se interesaría en mí. Yo no estaba muy seguro de eso, pero Alice estaba convencida de ello, y yo jamás, apostaría contra Alice.

Eso no significaba que me sintiera seguro, ella no estaba enterada de mi existencia. Hacía dos meses, Jasper me había recomendado una cafetería que tenía biblioteca, él sabía que yo amaba leer, y me había contado que una amiga suya trabajaba allí y también me había comentado que era un lugar muy lindo.

La primera vez que fui la vi a ella, tan hermosa como siempre, charlando animadamente con una de sus compañeras. No podía despegar mi vista de ella, era simplemente perfecta, todo lo que había buscado en una mujer, ella lo tenía.

Era bella, era simpática, era inteligente  —y eso lo sabía por comentarios que había escuchado provenientes de ella, y por lo que leía —, y era buena. En verdad era perfecta. Los primeros días trataba de encontrarle algún defecto para sacármela de la cabeza, pero nunca encontré nada, sus comentarios perspicaces y como actuaba cuando un chico ligaba abiertamente con ella, mostraba que no tenía un carácter fácil, pero que a la vez, era muy buena persona.

Y hoy por fin, me atrevería a hablar con ella, luego que mis amigos me insistieran por días, me habían convencido, y no me iría de ese lugar sin al menos saber su nombre.

Estacione mi carro frente a la cafetería Newton´s y entre al lugar. Una mezcla de aromas me golpeo, podía oler vainilla, chocolate, y café. Recorrí el lugar con mi mirada buscándola.

La encontré sentada detrás de la barra, leyendo un libro. Estaba tan inmersa en su lectura que no notó cuando me senté frente a ella del otro lado de la barra.

Me quede allí mirándola por mucho tiempo, en realidad no estaba seguro de cuánto había pasado, podía quedarme horas mirándola sin aburrirme. Me apasionaba ver como se mordía el labio inferior de vez en cuando, o como fruncía el ceño cuando leía algo que no le gustaba, sin siquiera darse cuenta de mi presencia.

El libro que tenía en sus manos se notaba que era viejo y que había sido leía demasiadas veces, tenía el lomo muy desgastado y con arrugas en las tapas. De seguro el libro era suyo, los ejemplares que tenían en la biblioteca del lugar estaban en perfecto estado.

Decidí que era momento de hablarle, por más que me encantaba mirarla, alguien podría darse cuenta, incluso ella, y podían pensar que era un psicópata o algo por el estilo.

Me aclaré la garganta y hablé — ¿Vas a atenderme o seguirás leyendo? — pregunté riendo al darme cuenta que aún no me había notado.

— Oh, lo siento, ya te atiendo. — respondió tomando su señalador y poniéndolo en la página en la que se había quedado.

Cuando levanto la vista me perdí en sus ojos, de cerca era aún más hermosa, y sus ojos eran mucho más expresivos, no podía creer que ella existiera realmente, era perfecta, y su leve sonrojo la hacía aún más linda.

Me hubiera quedado mirándola por más tiempo si no fuera porque ella iba a pensar que era un loco y me echarían a patadas del lugar, y lo que menos quería ahora, era alejarme de ella.

— ¿Te digo lo que quiero llevar? — hablé pausadamente, aún hipnotizado por la mujer que tenía enfrente.

— Si lo siento, estoy un poco distraída hoy. — se sonrojó y sacudió la cabeza levemente, dudo que hubiera notado su reacción, por que siguió hablando como si nada. — Dime. —

— Bien quiero un Latte Macchiato y una porción de tarta de frambuesas.— hizo una mueca de asco.

— ¿Seguro? — cuestionó. La miré extrañado. —

— Sí, ¿por qué? — No entendía que tenía de malo mi pedido, por lo general solo tomaba un café, pero hoy no había tenido oportunidad de comer nada, por lo que había pedido algo más.

— Es que en verdad, — se acerco más a mí como si me fuera a contar un secreto, y se me erizaron los vellos de los brazos al sentir su aliento golpeando mi rostro. — la tarta de frambuesas de este lugar, — miro a ambos lados, vigilando que nadie la escuchara. — Es horrible. — culminó. Me reí por la forma en la que me lo había contado, como si fuera el más grande secreto sobre la tierra

— No me digas. —respondí riendo.

— En serio. — afirmó sonriente mientras se alejaba, una sensación de vacío me embargo. — No le digas a nadie que te dije, pero en verdad sabe a jarabe para la tos. — me reí de su ocurrencia.

— Bueno, entonces, ¿qué me recomiendas? — pregunté, queriendo saber cuáles eran los postres que ella prefería, cualquier información era buena.

—Mis favoritos son el cheesecake y el lemon pie, si no también tienes la clásica torta de chocolate. — ofreció pensativa.

—Bien, entonces el Latte Macchiato y una porción de cheesecake. — le guiñé un ojo y ella se sonrojo, una reacción que me pareció de lo más tierna.

Se dió vuelta y comenzó a hacer cosas detrás de la barra, a los pocos minutos ya tenía mi café y mi cheesecake delante de mí.

Cuándo le di el primer bocado a la tarta me miró con el ceño fruncido, no entendía el por qué de su reacción por lo que esperé a que hablara.

—¿No vas a ir a leer? — me preguntó extrañada.

— No. — le sonreí. — No puedo concentrarme con tanta gente alrededor. — En realidad no puedo concentrarme si tu, estas alrededor, pensé.

— Oh. — respondió simplemente, aún tenía el ceño fruncido.

— ¿Cómo te llamas? — pregunté después de beber un poco de mi café, era lo que mas me interesaba en este momento.

— Bella . — sonrió. Bella, le iba perfecto. — ¿Y tú? —

— Edward.– respondí — ¿Y te gusta este trabajo? – cuestioné, tratando de sacar algún tema de conversación.

— ¿Te soy sincera? — asentí con la cabeza. —En realidad no, el trabajo no es malo, pero no tengo una muy buena relación con mi jefa. —

—¿Por qué? — le pregunté, todo en ella me daba curiosidad.

—Hace dos años salí en una cita con su hijo, fue el peor error de mi vida, y la peor cita de mi vida. Luego de que me tirara su copa de vino encima, le dije un par de cosas no muy agradables. Desde ese momento ella me odia y me hace la vida imposible. —  Eso me confundió, si a mí me pasara eso, no dudaría en renunciar.

— ¿Entonces por qué no renuncias? — En verdad quería entender lo que pasaba por su cabeza.

— Necesito el dinero, estoy en la universidad, y vivo con mis amigas, no puedo mantenerme si no trabajo. —

— Oh. — asentí con la cabeza, ahora comprendía, aunque seguía pensando que debería buscarse otro trabajo.

— ¿Y tú? ¿Vas a la universidad? — esta vez fue ella la que preguntó, lo que me alegro, aquello significaba que yo le interesaba, ¿cierto?

—Sí, estudio medicina. — ella sonrió.

— Interesante. — respondió sincera. —Yo estudio literatura inglesa. — comentó.

— Me gusta. — en verdad me encantaba. — Me gusta mucho leer. – Asintió. Miré la hora de mi reloj y tuve ganas de gruñir, no quería irme aún, pero no podía llegar tarde a mis clases. — Oh, tengo que irme, tengo clase en 20 minutos. —

— Bueno, suerte. — dijo, sentí algo de decepción en su voz, pero no podía asegurarlo.

— Toma. — le pagué y rápidamente me dio el vuelto. — Ahora que descubrí este lugar creo que voy a venir seguido. — le guiñe un ojo y me fui. —Muy pronto nos vamos a volver a ver Bella.– susurré sonriente luego de que la puerta se cerrara detrás de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario